La Leyenda del Guaraná


Una tribu de naturales del Amazonas era conocida por tener guerreros fuertes y valientes y plantaciones maravillosas. Eran muy felices y creían que la suerte que experimentaban se devía al hijo del jefe. Un pequeño muchacho, amado por todos los miembros de la tribu y rodeado de afecto, que tenía siempre gente cuidando de él y previniendo que nada malo le ocurriera. Pero un día, los guerreros se descuidaron; el pequeño salió para jugar, sin notarlo se alejó demasiado de la aldea y acabo perdido en el bosque. La gente de una tribu enemiga había pedido a los dioses que acabaran con la felicidad de la primera tribu y específicamente mataran al pequeño, el hijo del jefe. Jurupay, el jefe de la tribu enemiga, capaz de realizar cosas malas, se transformó en una serpiente. Bajo esta forma, encontró al pequeño en el centro del bosque, sin ninguna protección. Confundido y asustado, el pequeño no reaccionó cuando vio la serpiente y, de ésta manera, fué un blanco fácil. La serpiente al notar el miedo del muchacho, lo mordió violentamente.

Cuando los indígenas encontraron el cuerpo muerto del pequeño, lloraron mucho y sintiendo uma infinita tristeza invocaron a Tupán, espiritu del bien que en lengua indígena significa Dios, para bajar y ayudar a la tribu.
Tupán dijo:"ustedes me llamaron y vine. No lloren la muerte del pequeño muchacho. Tomen sus ojos, plantenlos y riegúelos con sus lagrimas. Así, la suerte que el muchacho traía a la tribu volverá. " Los indígenas hicieron lo que les dijo Tupán y después de un tiempo, en el mismo lugar en donde habían plantado sus ojos, una planta comenzaba a crecer y las semillas de la planta parecían los ojos del pequeño muchacho.

Las semillas trajeron la suerte de nuevo a la tribu, dando energía a los guerreros y juventud a los viejos de la comunidad. Esa semilla era el guaraná. La palabra "guaraná" viene del tupi, uno de los dialéctos de la lengua Tupi-Guarani, que fué utilizada como la lengua de la región de Amazonas. "Guara" significa ser vivo, "humanos" y "na", parecido, semejante, porque la semilla realmente parece los ojos de una persona.

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